15.08.20 Yazmin
De un fin de semana entre verdor y aguas torrenciales hoy tocaba estadía entre paredes de escucha y comprensión, de desmarañarse y correr al compromiso qué auguraba un mejor porvenir de entendimiento a mis mitades de conciencia qué se unen entre faldas, maquillaje y barba.
Si bien el smog brillaba en la lejanía, el día prometía relajación entre cobijas y al igual que el caoba de mi cabello un dulce olor a café recién molido.
Al menos esta primera vez luego de mi encuentro con la maga en Huatusco no sentía que nada hubiera cambiado, más el reencuentro con La Luna denotó una sonrisa que duró el resto del día.
¿Es correcto vivir en la dualidad del labial y el músculo? Aparentemente confunde más de lo que pensaba.... Ha sido bueno escuchar esa otra mirada. Pero en verdad creo que esa línea nunca existió y siempre trataron de pintármela con crayolas de un solo color, cuando en realidad mi piel brillaba en neón.
Y fue divertido pasear en la plaza, devorar entre risas y olvidar qué entre las piernas existe algo más que no sea sudor... Creo que es mejor porque al final contamos con sangre y carne como el resto, no debería de importar tanto.
Si…las risas y su voz se sienten cálidas bajo esta lluvia.
Llegó el crepúsculo y en el vaho qué despide nuestra tertulia entiendo que es cuestión de binarios el qué regrese aquella sensación qué le cuesta tanto trabajo dejar, pero aun así disfruto el momento. Es como una danza de pasteles en la qué cuando se te pasa el dulzor te acuerdas que tienes que darle 15 vueltas a la cuadra.
Y el día se escapó, no lo vi pasar, pero escucho las gotas contra el capullo al que llamamos hogar y mi ser se desvanece en felicidad.
-Yazmín Sampere